miércoles, enero 18, 2012

historyteller

En la escuela y el liceo siempre odié las clases de Historia. Pero algo que me quedó grabado, fue algún maestro o profesor que siempre nos decía "Hay que conocer la Historia para no volver a repetirla".

Hace un par de meses me planteé si realmente no me gustaba la historia o el problema es que nunca le había prestado atención. Me propuse leer a José Pedro Barrán, que por distintos lados gente muy distinta me lo recomendó, y conseguí los libros: "Historias de la vida privada en el Uruguay" tomos I y II, escrito en conjunto con varios otros historiadores y publicado en 1996.
Muy disfrutable su lectura, y muy interesante las cosas de las que uno se entera leyéndolo.

Cuando leí este pasaje me acordé de la frase de aquel profesor. 
"...los menores eran una presencia constante, sobreviviendo gracias a la mendicidad y las raterías. [...] la creciente mendicidad infantil era presentada, hacia 1919, como una «nube de chicos andrajosos» que como «plaga quejumbrosa» iba «camino a formar parte de las regiones del hampa y la delincuencia». La copiosa legislación promulgada sobre el particular, centrada principalmente en implementar instituciones de reclusión, no logró dar solución al problema, puesto que se enfrentaba a un medio donde los niños expósitos eran cada día más numerosos. [...] Es destacable cómo la prensa y el discurso pedagógico participaban de una misma visión burguesa, reclamando la intervención policial contra los «menores callejeros» " 

Muy interesante también, lo que cuenta sobre la intimidad, la sexualidad, el aborto, la esclavitud, las reglas de etiqueta, las fiestas, los inmigrantes. Todos aspectos que terminaron forjando la idosincrasia uruguaya; y que cuando los leés te das cuenta: "Ah, mirá vos, de ahí es que viene tal forma de ser o de actuar que tenemos los uruguayos".