viernes, septiembre 11, 2009

La insoportable inmortalidad del blog

Con esto de que pienso cosas y después no las escribo, ahora me perdí, no se si de esto ya hablé o no...
Pero bueh, la cosa es que me da escalofríos la inmortalidad que tiene lo que se publica en la web.

Cuando cumplí 15 años me regalaron un diario íntimo. Yo estaba re copada, escribí páginas y páginas sobre palometeadas típicas de adolescente chota, como por ejemplo de lo muy enamorada que estaba de fulano mi noviecito del momento. Obviamente no me duró mucho el entusiasmo: apenas entré en razón y dejé las palometeadas de lado (noviecito incluído), me di cuenta que todo lo que había escrito era una sarta de cursilería barata y rompí el diario en mil pedazos sintiendo una euforia inigualable (algo que me encanta es destruir papel, en cualquier momento me compro una trituradora de oficina solo por hobbie. Ah! pero igual tengo una estufa a leña: quemar papel es igual o más placentero todavía).

Pero un post no se puede quemar ni hacer jirones!!!! Se puede borrar, cierto, pero por más rápido que seas apenas lo publicás ya lo capturó el RSS feed, google y quien sabe cuantos impíos más. Es desesperanteeeeeeeeeeeeee!!!

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