miércoles, noviembre 16, 2011

El olvido

Objeto: Goma de Borrar
 Para que en una determinada comarca habiten pueblos civilizados, debe haber rectángulos de papel; aunque cabe prevenir que no es fácil descubrirlos. Por lo regular se hallan hábilmente plegados y ordenados contra las paredes, y tan cubiertos de polvo y de cuero que pasan inadvertidos. Pero sacando un volumen, provocando su debida apertura y sometiendo las caras recién expluestas a una correcta observación, bajo lentes de aumento y abundante luz frontal, resultará fácil descubrir las incrustaciones.
Se trata, por lo regular, de una prótesis fija a ganchos negros de mínimo espesor, comparable a las formaciones de orugas planchadas con las cuales los antiguos pueblos germánicos decoraban sus mejillas por líneas paralelas. Y¨así como entre ellas los augures leían en las vísceras de los animales sacrificados los presagios del porvenir, del mismo modo los letrados de hoy en día hallan en esas hojas escriturales los anuncios del pasado y las prevenciones de la sabiduría acumulada.
Todo en la vida de las comunidades contemporáneas termina convirtiéndose en spaghettis de tinta estampada; y aquello que no tenga destino gráfico, será polvo insignificante, cosa de nada, tierra que la tierra trague o el viento tome para sí.
Resulta asombroso que, pese a ser estos hechos claros y notorios, nadie otorgue importancia al pequeño prisma blanco, de goma suave, que se restrega contra el papel y cuyo nombre es olvido; está modelando la historia cuyo acontecer más terrible es el silencio de que está rodeada.

De la sección Traducciones del Alemán, "El libro de Jorge" - Anónimo, julio de 1976

viernes, octubre 21, 2011

Sola con mis pensamientos

La soledad que en algunos casos me deprime, me pone hiperansiosa o me asusta, la mayor parte de las veces me hace sentir sumamente dichosa. La soledad me recuerda a mi niñez, las deliciosas horas dedicadas a leer libros, enciclopedias e historietas, resolver problemas de ingenio, dibujar, hacer artesanías; e incluso jugar juegos donde el contrincante era un personaje imaginario, al que había bautizado con mi primer nombre (ya que el segundo es el que utiliza todo el mundo para nombrarme). En la soledad me siento acompañada por esa "yo niña" que se desdobla de mí junto a la "yo adulta", al igual que un proceso de mitosis.

***

Muchas veces parecería que no elijo los libros, que ellos me eligen a mí, y que cuando me eligen suelen llegar en el momento más apropiado. Científicamente no hay forma de predecir las casualidades, son solo eso, hechos aleatoriamente relacionados, pero me fascina tanto sorprenderme con las casualidades como poder predecir su ocurrencia (aunque esto último iría en contra de la ciencia).
Al continuar leyendo el libro de Levrero al que hago referencia en el post anterior; un domingo (casualmente) llegué a este capítulo y me sentí una vez más plenamente identificada:
Amo estos fines de semana en que puedo estar solo, aunque deploro lo breve de este tiempo en soledad. No quiero decir que desearía vivir solo; en realidad, desearía vivir en medio de gentes que respetaran mi soledad, mi necesidad de silencio, de divagación. Mi mujer está aprendiendo a hacerlo, pero en una medida que todavía no me resulta suficiente; desearía que ella misma se plegara a este mundo, ideológicamente, por decirlo así, y que alguna vez llegara a disfrutar de la paz y del silencio como yo los disfruto.
Esta mañana, al despertar solo en casa, en medio de un gran silencio, de una gran paz, se me dio una colección de inutilidades, de esas que son gratas al alma.

***

Al seguir adelante con el libro me encuentro con esta otra reflexión, que me parece magnífica pues termina comprendiendo y aceptando el torbellino de la existencia, a la vez que abrazando las cosas simples de la vida, esas que te dan energía y ganas de vivir:

Cuando se llega a cierta edad, uno deja de ser el protagonista de sus acciones: todo se ha transformado en puras consecuencias de acciones anteriores. Lo que uno ha sembrado fue creciendo subrepticiamente y de pronto estalla en una especie de selva que lo rodea por todas partes, y los días se van nada más que en abrirse paso a golpes de machete, y nada más que para no ser asfixiado por la selva; pronto se  descubre que la idea de practicar una salida es totalmente ilusoria, porque la selva se extiende con mayor rapidez que nuestro trabajo de desbrozamiento y sobre todo porque la idea misma de "salida" es incorrecta: no podemos salir porque al mismo tiempo no queremos salir, y no queremos salir porque sabemos que no hay hacia dónde salir, porque la selva es uno mismo, y una salida implicaría alguna clase de muerte o simplemente la muerte. Y si bien hubo un tiempo en que se podía morir cierta clase de muerte de apariencia inofensiva, hoy sabemos que aquellas muertes eran las semillas que sembramos de esta selva que hoy somos.
Sin embargo hoy vi, hacia la caída del sol, el reflejo de unos rayos rojizos del sol en unos ladrillos de cerámica barnizada, y me di cuenta de que aún estoy vivo, en el verdadero sentido de la palabra, y de que aún puedo llegar a situarme en mí mismo: todo es cuestión de encontrar cierto punto justo, mediante cierta voltereta espiritual; no puedo pretender ser el protagonista, otra vez, de mis acciones, pero sí me es posible rescatarme dentro de esas nuevas pautas, aprender a vivir otra vez, de otra manera. Hay una forma de dejarse llevar para poder encontrarse en el momento justo en el lugar justo, y este "dejarse llevar" es la manera de ser el protagonista de las propias acciones, cuando uno ha llegado a cierta edad.



Creo que la paz está terminando de instalarse en mi pensar y en mi existir, luego de este proceso largo y doloroso, con muchos altibajos en el ánimo que me llevó "darme cuenta" y madurar.
O por lo menos eso espero, como dicen sobre las dietas: "Lo difícil no es llegar sino mantenerse".

domingo, octubre 09, 2011

Tiempo

El tiempo no corre junto a nosotros ni nosotros sabemos jugar con el tiempo; el tiempo es sólo un asesino, lento pero seguro, que nos mira con un dejo de burla por debajo de su guadaña, y nos permite ir disfrutando en cómodas cuotas del frío que nos está esperando en la tumba que lleva nuestro nombre.

Mario Levrero en "El discurso Vacío"

miércoles, octubre 05, 2011

Pastillas para no soñar

Dejé de tomar las pastillas para dormir. En los días siguientes me pasé toda la noche soñando, despertándome sobresaltada para volver a dormirme.
Me acordé de Sabina y me cerró la frase "Pastillas para no Soñar" de una de sus letras. Ese era el efecto que aparentemente causaban las mías, durante el tiempo que las tomé no soñaba tanto.

En general mis sueños son rebuscados, largos, pareciera que tuvieran guionista. Yo siempre estoy ahí, como yo misma o como otro personaje que nada que ver (que puede ser incluso un ser de otro sexo, un animal, un extraterrestre o un dibujo animado).

Estos últimos días fueron por demás bizarros:
  • jueves- Me encuentro en la cama con una compañera de trabajo, semidesnudas, ella hace bromas. Pero no entiendo mucho lo que pasa, le pregunto dónde está Fernando y me contesta "no sé". Le digo que espero que ella sea calentita como él, porque sino voy a pasar frío en la noche.
  • domingo- Estoy en la orilla de un lago de agua turbia y marrón-verdosa, paradas sobre una tabla con mi hija, jugando a saltar hacia otra tabla. De repente se cae y se va para el fondo como pedo (bah, como pedo no: los pedos suben a la superficie haciendo burbujitas). Me asusto y grito, desesperada. Viene él y la salva.
  • lunes- Tengo que atravesar zona roja para llegar a un cierto lugar, pero empiezo a caminar tranqui. De repente veo dos pandillas que empiezan a putearse, unos salen corriendo y los otros los siguen a tiros. Yo sigo caminando tranqui. Hasta que el fuego se vuelve cruzado y yo me escondo atrás de una barricada, nerviosa. Terminan todos en calabozos (no pude determinar si policiales o clandestinos), y a mí también de rebote, no me creen que estaba ahí de casualidad. El calabozo no es tan lúgubre, no me siento incómoda para nada.
Seguro alguno más hay, pero los que más recuerdo son esos.
Y de los raros-raros, de todos los tiempos, los que más me impactaron fueron:
  • Estoy dentro de una aventura que parece las de Indiana Jones. Hay selva, cascadas, carritos por rieles, escenas polvorientas, persecuciones, adrenalina.
  • Soy un personaje de los Simpson (ninguno en particular), y en toda la tierra los que habitan son Simpson.
  • Está cayéndose en cámara lenta una columna de cables eléctricos, justo encima de la cabeza de Fernando, que está de espaldas y no la ve. Con un alarido y un fuerte tirón lo salvo de que le caiga encima. En ese momento me despierto y estoy tirada en el piso, con las sábanas en la mano, el corazón latiendo a mil. El alarido había sido real y todos los habitantes de la casa se despertaron asustados.
  • Tengo tres ojos. El tercer ojo no se ubica formando un triángulo como en las hindúes, sino que está alineado con los otros dos: los dos normales en su lugar, más un tercero que aparece en una de las sienes. En la TV veo el aviso de una óptica: "Por este mes, comprando un par de lentes de contacto le regalamos el tercero".
Y este que no fue mío sino de un amigo, me hizo acordar al cuento del Encendedor de Levrero:
"Soñé que Federica (2 años) estaba adentro de un reloj despertador de campana. Los padres la ponían ahí para que juegue y para dormir, tenía ahí dentro su camita, sus juguetes. Yo pensaba: ahora cabe dentro del reloj pero en poco tiempo no va a caber más, qué locura. Y cuando suena el despertador se debe aturdir, pobrecita"

sábado, agosto 06, 2011

Regreso a la infancia

Cuando me fui acercando a los treinta años y me pareció que era demasiado vieja para seguir haciendo cosas divertidas sin quedar como una ridícula, me di cuenta que esa era una de las razones por las cuales está bueno tener hijos.
Claro, los sobrinos también sirven, pero teniendo una sola sobrina que vivía a más de 100 km de casa, no era buena coartada.

Saltar en cama elástica, remontar cometas, andar en bici, conocer las placitas del barrio y probar todo tipo hamacas, calesitas y toboganes, andar en bicicleta por la vereda, en patines, jugar a la payana, con plasticina, con pistas de autos, espadas de piratas, poner una piscina en el fondo de la casa, rescatar un Playstation I archivado, ver por primera vez o volver a mirar todas las películas animadas clásicas desde Blancanieves de 1929 y cada una de las nuevas películas que van saliendo, irse de viaje pero también en child-mode: parando también en cada placita y cada rincón infantil, comiendo nieve, visitando zoológicos y parques; son algunas de las cosas con las que me reencontré con gran alegría, al compartir esos momentos con mis hijas.

Y también ayudarles a hacer deberes de la escuela, porque -seguramente por contra- a mí me encantaba hacer los deberes de la escuela. Lo primero que hacía cuando llegaba a casa era vaciar la mochila para sentarme en el piso y hacer los deberes en la mesita ratona del living. En las vacaciones me copaba haciendo ejercicios de matemática y leyendo todo tipo de libros (especialmente de aventuras), y revistas. Obviamente uno de mis libros favoritos era "El hombre que Calculaba", porque combinaba ambas pasiones.Y cuando estaban por empezar las clases en marzo, una ansiedad incontrolable por volver a la escuela, reencontrarme con la cartuchera de SandyBell, los lápices de colores, los cuadernos de tapa dura y margen rojo Tabaré.
Me acuerdo que estuve años soñando con tener una caja de 24 colores, la que tenía era de 12, y cuando por fin en tercer año mi mamá un día me trajo una caja con 36 colores -excediendo un 50 % mis expectativas- eso fue La Gloria. Fue también en tercer año cuando me mudé para Montevideo, y todos mis compañeros de clase de la escuela que dejaba me escribieron cartitas de despedida muy emotivas, que guardé durante mucho tiempo pero se perdieron en alguna de mis mudanzas.

Este año mi hija mayor empezó la escuela primaria y me trajo todos esos recuerdos lindos. También los feos, que me pegaron duro y recién me estoy terminando de levantar.

Pero a todo esto viene lo que les quería contar, que es que el mes pasado fuimos -para mí por primera vez- a una de las funciones de Divercine . Me pregunté porqué nunca había ido, y porqué no iba más gente al festival, eclipsado totalmente por el pop, el marketing y el patético 3D de los cines comerciales.
Acá les dejo algunos de los cortos que vimos. Divertidos, inteligentes y hasta emotivos.

Ópera:




Acuarela, sobre canción de Toquinho:






Milenka, corto polaco sobre canción de The Ukranians, que me hizo acordar a los videos del blog de Xopxe





 Y por último, el alemán Post!, que me encantó pero no pude encontrarlo en la güé. Pueden insistir ustedes (y si lo encuentran pasénmelo)

viernes, julio 29, 2011

La número 100

Esta es la entrada número 100 de este blog (100 no es nada, pero ta, en los programas de radio y TV festejan los números redondos así que yo no voy a ser menos)

miércoles, junio 08, 2011

La esquina de los graffitis

Canelones esquina Minas



La calidad de las fotos deja mucho que desear. Es porque el visor de la cámara del celular, así como el resto de la carcaza, está todo rayado.
Actualizado: 30/09/11, con fotos posta :)

viernes, junio 03, 2011

Sociedad

Conversación entre Valentina (6 años) y su papá:
V: ¿Con cuántos años se puede manejar?
P: Con 18 años
V: .... (piensa)....¿Sabés que con mis amigos Tommy y Juanpi estamos juntando plata para comprar una motito?
 P: ¿Sí? ¿Y dónde la juntan?
V: En una alcancía en la casa de Tommy
P: ¿Y vos llevaste plata? ¿De dónde la sacaste?
V: De casa, pero pido permiso.
P: Pero a mí no me pediste permiso y me parece que a mamá tampoco.
V: Hummm... Creo que me olvidé....


miércoles, junio 01, 2011

Disyuntiva

Hace un mes y 17 días de la caída.
Hoy el llanto seco, la angustia anestesiada pero los dos ahí, latentes.

Como bola sin manija, deambulando, ida y vuelta por ilusiones y desilusiones, seguir buscando una respuesta.

O terminar de asimilar, que la vida no es un fin sino un recorrido, y comenzar a disfrutar de una vez por todas. Dejando de hurgar en mi cabeza, dejando de buscar la perfección. La frase que repite esa voz interior: "sos mediocre en todo lo que hacés", es necesario borrarla.
 
Hoy prendí la computadora distraída y de repente me di cuenta que estaba dibujando repetidamente un símbolo de infinito entre las teclas de power y mute, mientras la pantalla negra iba cambiando las letras de colores.
Estoy convencida que la gente simple es infinitamente más feliz.

lunes, abril 18, 2011

Viaje

Ese día habíamos ido a visitar un Museo. Recorrimos observando varios esqueletos de dinosaurio.
De pronto percibimos que al hueso del pie de uno de los dinosaurios comenzaba a crecerle carne y escamas, pero nadie parecía darse cuenta....
Veíamos que le crecía y le crecía carne, hasta que quedó su cuerpo entero formado y salió caminando del museo rugiendo y llevándose todo por delante.
La gente huía despavorida por toda la ciudad de Nueva York. Pero nosotros nos quedamos al ladito suyo mirándolo todavía más asombrados, en vez de huir. Nos queríamos hacer amigos de él, capaz era bueno y todo. Se fue arrimando despacito con su enorme cabeza, y con delicadeza nos tragó, sin masticarnos ni nada.

Dentro del dinosaurio había mucho lugar así que construimos una casita. Teníamos TV, una cama y cocinábamos con la comida que comía el dinosaurio...
Hasta que un día el dinosaurio andaba mal de la panza, había comido muchos porotos y tenía muchos gases.
Vimos que cerca de nuestra casita se iba formando una burbuja gigante de gas y nos apuramos y nos metimos adentro.
Entonces cuando el dinosaurio se tiró el gas salimos volando por su cola dentro de la burbuja, y el viento nos llevó lejos, lejos, como un globo aerostático.
Aterrizamos sin problemas arriba de un cerro muy verde y volvimos a casa caminando, donde nos esperaban papá y mamá que estaban muy contentos de que hubiéramos regresado a salvo.

Cuento colectivo que inventamos con Vale (6 años), en un viaje de auto

martes, marzo 22, 2011

Essential Song

Pearl de Janis Joplin fue mi primer CD.
Un disco grabado originalmente en vinilo, no tenía mucho sentido elegirlo, pero nunca me voy a olvidar de la emoción que sentí en el momento en que lo vi en una vidriera de la galería Opera, entré y lo compré.
Hasta el día de hoy, cuando estoy medio depre, me pongo a escucharlo y si estoy sola a cantarlo a los gritos, y me llena de energía y de vida.
Pero no se me había ocurrido cantar de verdad los temas de Janis, hasta que mi amiga del alma Lau me mandó un sms "suerte Janis" el día de la muestra el año pasado, y me hizo emocionar hasta las lágrimas.

Me & Bobby McGee es para mí la canción más hermosa y emotiva del mundo, por la letra, la música, la paz que me transmite. A por ella voy mañana, que retomo las clases de canto luego de las vacaciones.
Espero que la profe tenga los vidrios de la casa asegurados :S

Me & Bobby McGee (Janis Joplin)

Busted flat in Baton Rouge, waiting for a train
And I’s feeling nearly as faded as my jeans.
Bobby thumbed a diesel down just before it rained,
It rode us all the way to New Orleans.

I pulled my harpoon out of my dirty red bandanna,
I was playing soft while Bobby sang the blues.
Windshield wipers slapping time, I was holding Bobby’s hand in mine,
We sang every song that driver knew.

Freedom is just another word for nothing left to lose,
Nothing don’t mean nothing honey if it ain’t free, now now.
And feeling good was easy, Lord, when he sang the blues,
You know feeling good was good enough for me,
Good enough for me and my Bobby McGee.

From the Kentucky coal mines to the California sun,
Hey, Bobby shared the secrets of my soul.
Through all kinds of weather, through everything that we done,
Hey Bobby baby kept me from the cold.

One day up near Salinas, Lord, I let him slip away,
He’s looking for that home and I hope he finds it,
But I’d trade all of my tomorrows for one single yesterday
To be holding Bobby’s body next to mine.

Freedom is just another word for nothing left to lose,
Nothing, that’s all that Bobby left me, yeah,
But feeling good was easy, Lord, when he sang the blues,
Hey, feeling good was good enough for me, hmm hmm,
Good enough for me and my Bobby McGee.

domingo, marzo 20, 2011

El veto a la veta

Estos últimos días han sido un poco rutinarios, aburridos. Me levanto y es como si el despertador sonara con la radio de "El día de la marmota", para repetir una y otra vez la misma secuencia de eventos hasta llegar la noche e irse a dormir.


Y yo cuando me aburro, me pongo guaranga.


Fue entonces que una noche me miré al espejo y me dije: “Botija, a ver si explotamos esa veta humorística, que capaz tenés ahí adentro de tu interior más interno”. Y como ahora que cambió el Código Minero pasó a ser mejor negocio esto de explotar vetas interiores, ¿porqué no intentarlo?


Me quedé ahí frente al espejo en trance mirando fijo como si explotar la veta fuera encontrar la punta del granito y apretar, apretar hasta que reviente y psssssssfffff aterrice sobre el vidrio, hasta que me desperté, sacudiendo la cabeza y me dirigí a la cama con una hoja y un papel. Cuando llegué a la cama (me gusta escribir y leer sentada en la cama), me di cuenta que no había agarrado ninguna lapicera y qué mierda hacía con las dos hojas en la mano. Así que opté directamente por utilizar la laptop, que estaba ahí debajo de la cama, echadita como siempre como un perro guardián.


Decidí entonces ponerme a escribir un monólogo, onda los Monólogos de la Vagina. Pero me encontré con dos problemas: a) a ella no le gusta que le digan vagina, prefiere modos más cariñosos como Pepita o Conchita, b) no hubo forma de hacerla hablar, por más que lo intenté (con un títere le enseñaba a vocalizar cada letra para que moviera los labios imitándolo), pero no  hubo caso, sólo logré hacerla llorar de frustración pobrecita (y ahí tuve que cambiar las sábanas, menudo contratiempo). Así que decidí que era mejor dejarla tranquila.


Recordé entonces que en realidad el último alarido (carcajeante) de la moda en cuanto a humor son los Stand Up. Fui al supermercado a comprar una Seven up, puse en el Winamp una playlist con los temas de Bob Marley “Get Up, Stand Up” y “Stir it up”, y me senté con el Word en blanco a esperar que fluyeran esos brillantes libretos.

Pero ser mujer me limita, porque los temas cliché que toda standuppera que se precie de tal tiene que incluir en su repertorio son:

1)      La dieta

2)      El gimnasio

3)      La energumenidad de los individuos de sexo masculino

Y ahí el tal problema, no son temas con los que me sienta identificada porque:
1)      Nunca hice dieta, tomo Coca común y la base de mi pirámide alimenticia son los chocolates y golosinas, que necesito ingerir en dosis diarias para que mi cerebro funcione, y para no desequilibrarme emocionalmente (más). 2)     Hace tiempo que no voy a un gimnasio tradicional, lo cambié por la escuela de circo, y es de las cosas más gratificantes que hoy hago en mi vida, me llena de energía y de adrenalina 3)      AMO los hombres: mi marido es inteligente, cocina muy bien, no le gusta el fútbol y está siempre listo. Pero además tengo muchos amigos hombres, porque con ellos puedo decir palabrotas sin que se persignen, puedo comentar tranquilamente que están más gordos/canosos o pelados y ellos igual conmigo. En cambio las mujeres, ufff, mirá que somos complicadas....  Pero no está bien visto que la standuppera haga chistes sobre lo hinchapelotas y ladillas que somos las mujeres.


Bueno, no califico para standuppera entonces… ¡¿Qué hago?!

Me acordé de esta mina Malena Pichot, tan exitosa ella, con sus videítos de MTV. Nunca en mi vida la había visto (no miro MTV desde que dejaron de pasar Celebrity Deathmatch), así que busqué y miré un par de capítulos en Youtube.

Ok, fácil, es apenas una variante light de la standuppera uruguaya, agregando muchas palabrotas que hacen que parezca una mina muy liberal y suelta de lengua, pero su monotema sigue siendo el punto 3 (a diferencia de las anteriores, no es una superadita que habla con despecho de los hombres, sino que siempre se está quejando de lo mucho que necesita un macho). No puedo evitar querer gritarle: "¡PELOTUDA! ¿pero porqué no te hacés dar por un ballenato en celo si estás tan desesperada por una pija?" Y ahí voy bien, ¡sote!, porque es fundamental en la escuela pichotista decir pija, coger, orto, paja, a los gritos y sin que te tiemble la voz (atención: prohibidos pito, garchar o culo, que son demasiado infantiles y están demodé).

Pero una cosa es escribirlo y otra *decirlo*. Ay mamá, ensayé horas y horas y no, no, no me sale con naturalidad, un horror... No puedo decir pija sin acto seguido emitir risitas de timidez y taparme la boca, boluda.


Ahí entonces me dí por vencida y acá vengo, con el caballo cansado, veta humorística vetada, y a dormir que mañana es día de la marmota de nuevo, nos vemos un día de estos pijilines (jijijijiji).

viernes, febrero 11, 2011

De la Selva, mismo

En el año 85 no sólo hubo un quiebre en la historia del país, con el retorno a la democracia, sino también en mi vida personal pasaron cosas importantes, aunque no tuviera relación ninguna con dichos sucesos.
Por ese entonces yo tenía 8 años y vivía con mi mamá en Minas en casa de mis abuelos maternos, como había sido desde que mis padres separaran 5 años antes. Ese año mi madre consiguió trabajo de maestra especial en La Paz (en Minas no había vacantes), y se fue a vivir a Montevideo. Eso desencadenó que si bien al principio me quedara viviendo aún con mis abuelos, al poco tiempo ya decidiéramos que me mudara también yo a Montevideo con mi mamá, porque la extrañaba.

Pero volvamos unos meses atrás, porque antes que me mudara ocurrieron eventos inesperados también en la vida de mi papá. Él, con 28 años ya se había casado de nuevo, recibe ese mismo año una loca propuesta de un primo aún más loco, y se va a buscar oro a la Selva Amazónica, más precisamente al pueblo fronterizo boliviano-brasileño de Guayará Mirim, cortada por el río Madeira que luego vierte al Amazonas.
Pasaron como 5 meses y nadie sabía nada de él. M. su esposa, estaba furiosa y angustiada: "si llega a volver vivo, conmigo que no cuente, ¡me divorcio yo también!"
Por fin volvió, con 42º de fiebre: había contraído malaria. Todos preocupadísimos, olvidamos los reproches. Años después me contó el periplo: ningún médico de los que vio acá en Uruguay sabía el tratamiento que tenía que administrarle y el tiempo apremiaba, hasta que alguno le sugirió que se trasladara hasta una Universidad en Porto Alegre. Sin pensarlo dos veces, arrancaron en el auto para allá. Dice que cuando llegaron, en el pasillo nomás se toparon con un profesor y su grupo de estudiantes: "Vengan: acá tenemos un caso de malaria, van a aprender cómo se trata". Por suerte entonces le aplicaron inmediatamente el tratamiento y cuando volvió ya estaba curado.
Después confesó que la manera que tenían en la selva de protegerse del mosquito portador de la enfermedad, era sumergirse hasta el cuello en unos barriles con una especie de petróleo por varias horas. Él siguió el procedimiento los dos primeros días pero después se emboló y los mandó a cagar.

No supe nada más de los detalles de ese loco proyecto hasta hace pocos días. En diciembre nos enteramos con F. del revuelo del parlamento por el nuevo Código Minero (ver especialmente el comentario #7). Conversando de ese tema luego en enero con papá cuando nos vimos por el cumpleaños de mi sobrina, me acordé de su experiencia y le pedimos que nos contara.
Dice que se fueron 4 en una combi desahuciada, pero terminaron  haciendo más de 11 mil kilómetros. El organizador fue su primo, éste tenía un tío que en ese momento era Ministro de Minería en Bolivia, que le pasó el dato de esas minas abandonadas que cualquiera que se acercara las podía explotar. Llegaron y tenían mapas, herramientas, maquinaria, vehículos todo. La empresa canadiense había abandonado la mina, huyendo de los conflictos que se habían originado con los nativos que reclamaban sus tierras, y de paso llevándose la guita adeudada al estado boliviano por años de comisión sobre el mineral extraído. El ejército boliviano había intervenido trasladando a la fuerza a los indios para el otro lado de la frontera (Brasil), pero muchos lograron huir y al poco tiempo volvieron y se instalaron de nuevo en sus tierras. Ellos seguían con su vida, no les interesaba explotar la mina, pero tampoco les molestaba la gente que se acercaba a intentar sacar algo, siempre y cuando los dejaran tranquilos.
"Nos faltaba un ingeniero que supiera interpretar los mapas, los tipos de piedra y el método de extracción, no pudimos conseguir ninguno, había zonas donde el oro estaba a pocos metros, pero teníamos que saber dónde excavar. Era desesperante, teníamos el mapa del tesoro pero nos faltaba la X dibujada en el piso. Nos contaron que otra empresa que llegó antes trajo un ingeniero alemán, que cuando terminó el trabajo para no pagarle lo mandaron acuchillar. El descontrol era grande y los sicarios se conseguían por poca plata, la vida no valía nada. Después de eso ningún ingeniero quería agarrar viaje"
Se quedaron igual unos días, conviviendo amistosamente con los indios y laburando para sacar un poco de oro del que aún quedaba en los lugares ya explotados, que al final les alcanzó para pagarse la estadía y el viaje. "Los indios laburaban un rato cuando precisaban plata, el resto del tiempo la pasaban mascando coca. Que boludos nosotros, nunca nos animamos a probar las hojas de coca."

Cuando volvía a casa me puse a mirar información sobre el lugar y lo primero que me encuentro es este comentario , re Jana de la Selva (aunque por el nombre Daygor supongo es nene y no nena), así que no tuve otra que compartir el cuento con ustedes acá en el blog.

PD: los que están registrando los yacimientos acá en uruguay también son canadienses (mi padre tiene conocidos a los que ya los contactaron por minas en sus campos, dice que andan hurgando por todo el interior buscando yacimientos), esperemos tener mejor suerte con ellos y que no nos afanen la comisión como a Bolivia.



jueves, febrero 03, 2011

Atrapar el bug

Una de las mejores decisiones de mi vida fue encarar terapia. El desentrañar retazos de mi infancia que estaban sumergidos en una nebulosa ha sido una tarea emocionante y gratificante, obviamente a la vez que sanadora por el objetivo primordial que tiene de por sí la terapia. 
El otro día le decía a mi terapeuta esa especie de película sobre tu propia vida que empezás a revivir en el proceso y de la cual, aunque parezca extraño, no conocés el detalle de la trama y se transforma en un thriller apasionante. También que la tarea de desentrañar el origen de cada issue se me hace muy parecida a la de descubrir un bug en un programa de software, que es parte de mi profesión: achicar el área de búsqueda, afinar, probar, probar de nuevo, estar atento a cada señal sospechosa y comparar diferencias con ejemplos similares que no presentan el bug.

Ya hace dos años que estaba de alta pero a fines de diciembre pasado necesité retomarla. El 2010 pasó como una ola que me revolcó y me dejó mareada y medio maltrecha, toda una remoción interna que se dio solamente en mi cabeza, que a simple vista no la asocio con temas concretos y terrenales como la familia, la pareja, el laburo y todo eso, sino con replanteos mismos de lo que significa la vida y qué es lo que se supone que tenemos que hacer nosotros con ella.

Y bueno, ahora que repaso el blog, algo de eso también escribí acá, y se resume en la búsqueda de motivaciones al principio, y el baldazo de agua fría de las zanahorias al final. En el medio escribí otras cosas también, disfrazadas o que ni siquiera llegué a publicar, pero bueh...
Ahora queda seguir desentrañando a ver a qué llegamos, pero mientras tanto, a disfrutar de este thriller.
Show must go on.