viernes, marzo 12, 2010

PPA (puto piloto automático)

La película Whisky fue nominada entre los 10 mejores largometrajes sudamericanos de la década, y dentro de dicha lista fue la única uruguaya. Lo genial de esa película es como el director nos logra transmitir lo impresionantemente aburrida que es la vida de los protagonistas, su rutina insoportable. No tienen otra cosa que su trabajo, que es un trabajo de mierda, se van de vacaciones por primera vez en mucho tiempo. Pero lo principal: es que no se plantean de cambiar, de que hay muchas otras opciones en la vida.
Y los uruguayos somos muy de hacer esas cosas. Le ponemos el piloto automático a la vida y no nos detenemos a pensar, a analizar, a escuchar nuestro yo interior, para ver si el camino que estamos siguiendo es el correcto, el que queremos, o hay otra vía mejor. A veces el camino que sigue el piloto lo marcan los prejuicios de nuestros antepasados, la idosincracia de nuestra sociedad o simplemente la desidia y la desesperanza (la vida es una mierda y no puedo hacer nada para mejorarla).

No es hora de decir basta, dejar de echarle la culpa al resto del mundo y tomar las riendas de una vez por todas?
Felicitaciones a mi amiga arual, que se animó a hacer el cambio que hace tiempo anhelaba, y al resto de mis amigos/familiares que también están cambiando alguna parte importante de sus vidas (una mudanza, otro trabajo, tener hijos, irse a vivir en pareja, etc). Es que por suerte en las nuevas generaciones esto está mejorando.

Yo cambié y sigo cambiando, no sería capaz de seguir viviendo si no tuviera nuevos desafíos.
El otro día hablando con un amigo me di cuenta que tengo una checklist en mi ram interna y que sin darme cuenta voy tildando de a poquito, algunas re boludas, otras re snob, otras son tan locas que lo más probable es que nunca las cumpla. Pero me divierte escribir la lista, aquí va completa:
- tener un perro y llamarle Jimbo
- cuando sea viejita, estar orgullosa de mis arrugas, usar el pelo blanco azulado
- tener una camioneta con barandas
- aprender acrobacias de circo
- aprender a cantar, para poder cantar a mis anchas (*)
- aprender a bailar
- aprender a pintar cuadros
- aprender diseño gráfico (como corel y photoshop)
- hacer artesanías y vivir de eso
- jugar con mis hijos/nietos como si fuera aún una niña
- tirarme en paracaídas
- tirarme de un bungy jumping
- andar en ala delta, kite surfing, esquí, snowboard y cualquier otro “deporte extremo” (**)
- tener el pelo verde
- subirme a la cima de un cerro/montaña y gritar con toda la fuerza de mis pulmones

Ojo, no siempre fue así, y me arrepiento de lo mucho que me perdí las veces que sin darme cuenta agarró las riendas el socarrón piloto inflable (se acuerdan de “Donde está el piloto?”):
- cuando una vez por tener que levantarme para ir a laburar al otro día, me fui a casa a dormir en vez de quedarme en El Faro a ver la filmación de aquellas escenas de Plata Quemada
- cuando pasé casi cuatro años de mi adolescencia al lado de un imbécil que me había convencido que yo era demasiado poco para pretender alguien mejor que él
- cuando pensaba que la belleza y el dinero era la clave del éxito y la felicidad en la vida. Hay que demandar a los Hnos.Grimm y el resto de los malditos escritores de cuentos para niños por encajarnos semejante mentira a generaciones y generaciones de gurises de todo el mundo.
- cuando por hacer caso a la pacatería intrínseca que me inculcaron mi madre y abuelos (con las mejores intenciones, obviamente), nunca me animé a probar sustancias ilegales u otros juegos taboo igualmente divertidos, y ahora estoy demasiado pelotuda (y comprometida) como para hacerlos.
- cuando, por tanto preocuparme por cambiar, dejé que el piloto se adueñara también de los cambios

Moraleja: a no descuidarse y dejar que el piloto se adueñe!

(*) Obvio que cantar siempre es posible, el problema es que tengo muy buen oído y me doy cuenta que desafino espantosamente, lo cual me cohíbe sobremanera.
(**) Yo siempre digo que el deporte más extremo de todos es el fútbol porque la estadística me dice que el 100% de los que juegan fútbol como hobby (amigos, compañeros de laburo, etc), han estado seriamente lesionados por su causa por lo menos una vez.

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