domingo, marzo 20, 2011

El veto a la veta

Estos últimos días han sido un poco rutinarios, aburridos. Me levanto y es como si el despertador sonara con la radio de "El día de la marmota", para repetir una y otra vez la misma secuencia de eventos hasta llegar la noche e irse a dormir.


Y yo cuando me aburro, me pongo guaranga.


Fue entonces que una noche me miré al espejo y me dije: “Botija, a ver si explotamos esa veta humorística, que capaz tenés ahí adentro de tu interior más interno”. Y como ahora que cambió el Código Minero pasó a ser mejor negocio esto de explotar vetas interiores, ¿porqué no intentarlo?


Me quedé ahí frente al espejo en trance mirando fijo como si explotar la veta fuera encontrar la punta del granito y apretar, apretar hasta que reviente y psssssssfffff aterrice sobre el vidrio, hasta que me desperté, sacudiendo la cabeza y me dirigí a la cama con una hoja y un papel. Cuando llegué a la cama (me gusta escribir y leer sentada en la cama), me di cuenta que no había agarrado ninguna lapicera y qué mierda hacía con las dos hojas en la mano. Así que opté directamente por utilizar la laptop, que estaba ahí debajo de la cama, echadita como siempre como un perro guardián.


Decidí entonces ponerme a escribir un monólogo, onda los Monólogos de la Vagina. Pero me encontré con dos problemas: a) a ella no le gusta que le digan vagina, prefiere modos más cariñosos como Pepita o Conchita, b) no hubo forma de hacerla hablar, por más que lo intenté (con un títere le enseñaba a vocalizar cada letra para que moviera los labios imitándolo), pero no  hubo caso, sólo logré hacerla llorar de frustración pobrecita (y ahí tuve que cambiar las sábanas, menudo contratiempo). Así que decidí que era mejor dejarla tranquila.


Recordé entonces que en realidad el último alarido (carcajeante) de la moda en cuanto a humor son los Stand Up. Fui al supermercado a comprar una Seven up, puse en el Winamp una playlist con los temas de Bob Marley “Get Up, Stand Up” y “Stir it up”, y me senté con el Word en blanco a esperar que fluyeran esos brillantes libretos.

Pero ser mujer me limita, porque los temas cliché que toda standuppera que se precie de tal tiene que incluir en su repertorio son:

1)      La dieta

2)      El gimnasio

3)      La energumenidad de los individuos de sexo masculino

Y ahí el tal problema, no son temas con los que me sienta identificada porque:
1)      Nunca hice dieta, tomo Coca común y la base de mi pirámide alimenticia son los chocolates y golosinas, que necesito ingerir en dosis diarias para que mi cerebro funcione, y para no desequilibrarme emocionalmente (más). 2)     Hace tiempo que no voy a un gimnasio tradicional, lo cambié por la escuela de circo, y es de las cosas más gratificantes que hoy hago en mi vida, me llena de energía y de adrenalina 3)      AMO los hombres: mi marido es inteligente, cocina muy bien, no le gusta el fútbol y está siempre listo. Pero además tengo muchos amigos hombres, porque con ellos puedo decir palabrotas sin que se persignen, puedo comentar tranquilamente que están más gordos/canosos o pelados y ellos igual conmigo. En cambio las mujeres, ufff, mirá que somos complicadas....  Pero no está bien visto que la standuppera haga chistes sobre lo hinchapelotas y ladillas que somos las mujeres.


Bueno, no califico para standuppera entonces… ¡¿Qué hago?!

Me acordé de esta mina Malena Pichot, tan exitosa ella, con sus videítos de MTV. Nunca en mi vida la había visto (no miro MTV desde que dejaron de pasar Celebrity Deathmatch), así que busqué y miré un par de capítulos en Youtube.

Ok, fácil, es apenas una variante light de la standuppera uruguaya, agregando muchas palabrotas que hacen que parezca una mina muy liberal y suelta de lengua, pero su monotema sigue siendo el punto 3 (a diferencia de las anteriores, no es una superadita que habla con despecho de los hombres, sino que siempre se está quejando de lo mucho que necesita un macho). No puedo evitar querer gritarle: "¡PELOTUDA! ¿pero porqué no te hacés dar por un ballenato en celo si estás tan desesperada por una pija?" Y ahí voy bien, ¡sote!, porque es fundamental en la escuela pichotista decir pija, coger, orto, paja, a los gritos y sin que te tiemble la voz (atención: prohibidos pito, garchar o culo, que son demasiado infantiles y están demodé).

Pero una cosa es escribirlo y otra *decirlo*. Ay mamá, ensayé horas y horas y no, no, no me sale con naturalidad, un horror... No puedo decir pija sin acto seguido emitir risitas de timidez y taparme la boca, boluda.


Ahí entonces me dí por vencida y acá vengo, con el caballo cansado, veta humorística vetada, y a dormir que mañana es día de la marmota de nuevo, nos vemos un día de estos pijilines (jijijijiji).

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