jueves, febrero 03, 2011

Atrapar el bug

Una de las mejores decisiones de mi vida fue encarar terapia. El desentrañar retazos de mi infancia que estaban sumergidos en una nebulosa ha sido una tarea emocionante y gratificante, obviamente a la vez que sanadora por el objetivo primordial que tiene de por sí la terapia. 
El otro día le decía a mi terapeuta esa especie de película sobre tu propia vida que empezás a revivir en el proceso y de la cual, aunque parezca extraño, no conocés el detalle de la trama y se transforma en un thriller apasionante. También que la tarea de desentrañar el origen de cada issue se me hace muy parecida a la de descubrir un bug en un programa de software, que es parte de mi profesión: achicar el área de búsqueda, afinar, probar, probar de nuevo, estar atento a cada señal sospechosa y comparar diferencias con ejemplos similares que no presentan el bug.

Ya hace dos años que estaba de alta pero a fines de diciembre pasado necesité retomarla. El 2010 pasó como una ola que me revolcó y me dejó mareada y medio maltrecha, toda una remoción interna que se dio solamente en mi cabeza, que a simple vista no la asocio con temas concretos y terrenales como la familia, la pareja, el laburo y todo eso, sino con replanteos mismos de lo que significa la vida y qué es lo que se supone que tenemos que hacer nosotros con ella.

Y bueno, ahora que repaso el blog, algo de eso también escribí acá, y se resume en la búsqueda de motivaciones al principio, y el baldazo de agua fría de las zanahorias al final. En el medio escribí otras cosas también, disfrazadas o que ni siquiera llegué a publicar, pero bueh...
Ahora queda seguir desentrañando a ver a qué llegamos, pero mientras tanto, a disfrutar de este thriller.
Show must go on.

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