martes, diciembre 28, 2010

Zanahorias

Tenía un cajón lleno de zanahorias.
Grandes, pequeñas, cilíndricas, esféricas, cúbicas, tetraédricas, pero todas anaranjadas. Naranja-zanahoria, como el jugo Dairico.
Año tras año elegía una -o varias- y las ponía en el gancho. De a una, porque sólo se podían elegir de a una... "Pa' que te rinda", como dicen en campaña.

Pero poco a poco las hilachas del engaño se fueron mostrando, hasta que un día quedó completamente develado -como lo ve Neo cuando se come la pastilla roja-.

Ya nunca nada volvió a ser como antes.
¿Cómo hacer de ahí en más para seguir adelante?

miércoles, diciembre 22, 2010

La noche de los cristales rotos

Porfiada (salí a mi abuela), llevando la contra a todo aquel que me haya oído hablar o intentar cantar, me propuse tomar clases de canto, era uno de mis temas pendientes, como dije acá hace unos meses.
El martes pasado tuvimos la muestra de fin de año, todos los alumnos de la escuela de música Fundación Eduardo Mateo. Entrada libre, bajo previa confiscación de tomates y otros elementos arrojables.
Nunca pensé que podía sentir tantos nervios y tanta vergüenza al mismo tiempo, además de mis limitaciones conocidas, salió mucho peor que en los ensayos por los nervios. Pero ya está, prueba superada.

Paradójicamente la única que me dio para adelante con las clases de canto fue ella, mi abuela. No me pudo ir a ver (vive en Minas), pero le voy a mostrar el video cuando vaya a visitarla.
En realidad, no podía esperar menos de una abuela que se ponía mis patines y salía a patinar conmigo, se sentaba de piernas abiertas en el piso a jugar a la payana -y qué bien jugaba, ¡era imposible ganarle!-, nos seguía al parque disfrazada de bruja para jugarnos una broma a mí y mis amigas; o lloraba -disimuladamente, porque siempre fue de carácter fuerte- mientras mirábamos los dibujitos de Candy o Marcos en la tele. 

Así que como cuando subí al escenario estaba tan asustada que no pude decir ni mu, ahora le agrego al video "Dedicado a mi abuela Élida"